Capítulo 5 – Parte 1: La España del Renacimiento, la dinastía de los Austrias (siglos XVI-XVII: Los Siglos de Oro)

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Como vimos en el capítulo anterior, la Península Ibérica estaba constituida por varios reinos con culturas, lenguas y gobiernos muy diferentes y lo que vimos fueron ideas muy generales de cómo era la vida en esas tierras por aquella época.

Ahora vamos a estudiar España, una España mucho más grande de lo que los reyes medievales nunca pudieron imaginar. Tierras nuevas como el continente americano, territorios en Italia, lo que es la actual Bélgica, Alemania y Austria, incluso Portugal y Filipinas, llegan a ser parte del Imperio Español en estos siglos. Un imperio donde “nunca se ponía el sol”.

La Reconquista terminó en 1492 con la expulsión del territorio peninsular del último rey árabe, pero empieza también, en este mismo año, la colonización de un gran Imperio que se formará en el oeste por el descubrimiento de América y por el este con casamientos reales.

Desde un punto de vista histórico universal se considera el siglo XV el comienzo de lo que se llama el Renacimiento. También es cierto que en España, la ciencia y el arte habían estado muy por encima del resto de Europa gracias a las grandes aportaciones42 en Al-Ándalus. Sin embargo, a pesar de que la expulsión de los árabes y judíos y, por tanto, la pérdida de muchos valores artísticos e intelectuales, se dice que el Renacimiento comenzará en España a partir de este emblemático año 1492.

 

 

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Palacio de Madrigal de las Altas Torres, Castilla
Santiagolopezpastor, CC BY-ND 2.0, via Flickr

 

Los primeros reyes del siglo XVI: Los Reyes Católicos y Juana ‘la Loca’

Los Reyes Católicos, Isabel y Fernando, trajeron a España la temida Inquisición, organización que ya había estado funcionando en el resto de Europa desde el siglo XII, ¿Por qué la Inquisición ahora en España? Para unificar esa nueva nación, ya que debido a su tamaño parece casi imposible de gobernar a no ser que se configuren los principales valores que hacen a una nación única y grande: la lengua y la religión. En cuanto a la lengua, el castellano será el hablado en el Nuevo Mundo, a pesar de que en la Península se hablaban otras lenguas como el leonés, aragonés, catalán, vasco o gallego. La religión será la católica.

En 1478 los Reyes Católicos reciben del Papa una bula que les autoriza a establecer la Inquisición en España para vigilar a los judíos convertidos al cristianismo, es decir, a los conversos.  Pero como era muy difícil mantener esa vigilancia, en 1492 se dictamina la expulsión de los judíos. Estos judíos que vivían en España desde hacía varios siglos tuvieron que dejar su patria, pero mantuvieron su lengua, el español del siglo XVI. Hoy en día varios de estos grupos sefarditas43 viven diseminados algunos por todo el mundo, y mantienen vivo este antiguo español, llamado ladino.

A los árabes o moriscos se les da más libertad pues los Reyes poco antes de la toma de Granada, habían firmado un tratado prometiéndoles libertad de culto, aunque un siglo después, en 1609, fueron expulsados de España casi medio millón de moriscos.

El 2 de enero de 1492 los Reyes Católicos vieron alejarse de la Alhambra al último rey árabe, Boabdil, y el 12 de octubre, Cristóbal Colón, con las tres embarcaciones donadas por la reina descubre nuevas tierras bajo el estandarte44 castellano.

Se abren nuevos horizontes para Isabel y Fernando, pero no suficientes. Nápoles es un territorio muy codiciado45 en Europa, y España entra en guerra con Francia para defender este territorio.

 

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Torre del homenaje y muralla del Castillo de la Mota, en Medina del Campo
Enric Juan, CC BY-SA 3.0 ES, via Wikimedia Commons

 

Con cinco hijos, la reina Isabel tiene todas las armas para poder hacerse con casi toda Europa: un hijo varón que se haría cargo de España y cuatro hijas que se casarían con los herederos a las coronas de Portugal, Inglaterra y Austria. Pero desgraciadamente sus dos primeros herederos fallecieron sin dejar descendencia y tras la muerte de Isabel, en 1504, Juana, casada con el príncipe de Austria, se convirtió en su sucesora.

 

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El rey Felipe “El hermoso” y su esposa Juana “La loca”
Lars Mahlum, CC BY SA 3.0, via Norske Lexikon

 

La vida de la infanta y luego reina Juana no es como la que uno esperaría de los cuentos de princesas. Desde muy joven, como era costumbre, se firmó su contrato de matrimonio, en su caso con el heredero a la corona austriaca. Y aunque su príncipe era un joven apuesto, como el de los cuentos, su deslealtad y engaños hicieron enloquecer a la princesa.  Una vez muerta su madre, Juana fue coronada reina de Castilla junto con su esposo, Felipe, apodado “El Hermoso”.  Felipe y su corte, extranjeros en España, junto con el padre de Juana, Fernando El Católico, declararon la incapacidad de la reina para así poder tomar entre ellos las decisiones del gobierno. Pero poco después el rey Felipe murió quedando el trono de Castilla para su hijo Carlos, que como era tan pequeño, su abuelo, el rey Fernando fue nombrado Regente de Castilla.

Mientras esto está pasando en España, en el norte de Europa nuevas doctrinas eclesiásticas están provocando al Vaticano, que no ve bien las nuevas interpretaciones bíblicas de Martin Lutero o Calvino. En Inglaterra, Catalina de Aragón, hija de los Reyes Católicos y protegida del Vaticano, tiene que soportar los caprichos de su marido, un rey mujeriego, Enrique VIII de Inglaterra. Por ese motivo el famoso monarca británico, a pesar de decapitar a algunas de sus futuras esposas, nunca se atrevió a ejecutar a la primera por miedo a una guerra contra el poderoso Imperio español. Esa historia sería el comienzo de las grandes desavenencias46 entre Inglaterra y España en los siguientes siglos.

Pero no todo se pinta tan mal para el Imperio. Entre los años 1520 y 1540 los conquistadores españoles se aventuran en el continente americano venciendo a los grandes pueblos y apoderándose de grandes cantidades de oro que traerán a España para pagar sus eternas guerras en el norte de Europa y para combatir al protestantismo y a los musulmanes en el Mediterráneo.

 

España y la conquista de América en el siglo XVI

Es importante resaltar que la mayoría de los conquistadores españoles procedían de familias nobles o hidalgas (un hidalgo era una persona de origen noble, que había perdido sus recursos económicos, aunque aparentemente vivía como noble, es decir, sin trabajar). Para entender por qué estos jóvenes nacidos en palacios se interesaron en recorrer medio mundo y luchar en la selva, es necesario revisar la estructura social y jerárquica de la sociedad medieval, que apenas cambió en estos dorados siglos.

El título nobiliario junto a sus propiedades sólo las heredaba el hijo mayor; por tanto, a los otros hijos varones, acostumbrados a vivir en la abundancia, había que buscarles un oficio que les permitiera mantener ese nivel de vida. Unos podían optar por un puesto eclesiástico a su nivel: obispo, arzobispo47 o cardenal. Otros continuarían en la carrera militar en altos puesto de mando. Estos últimos serían los que arriesgaran su vida cruzando el Atlántico con el sueño de alcanzar la fortuna que por herencia no les había tocado. Muchos de ellos, al regresar vencedores tanto del Nuevo Mundo como de las otras guerras que España mantenía, recibirían un título nobiliario: conde, duque, marqués… En cuanto a las mujeres, o se casaban con un rico de su altura o vestirían los hábitos en el convento.

De entre los conquistadores más importantes podemos mencionar a los extremeños, Hernán Cortés, Francisco Pizarro y los andaluces, Vasco Núñez de Balboa y Alvar Núñez Cabeza de Vaca.

Hernán Cortés llegó a lo que ahora es Cuba en 1511, donde fue nombrado alcalde de una de sus ciudades, pero fue acusado de conspiración y encarcelado. Tras su encierro decidió ir a Cozumel y de ahí siguió por la costa hasta que fundó la ciudad de Veracruz. Fue ahí donde escuchó de un gran imperio poderoso y con mucho oro así que decidió hacer una expedición en busca del pueblo azteca. Ayudado por pueblos indígenas del lugar, como los Tlaxcaltecas, los españoles pudieron encontrar y luchar contra los aztecas. Alguien muy decisivo para este episodio histórico fue la Malinche, indígena esclava que sirvió de traductora a los españoles, además de ser la amante de Cortés, con quien tuvo el primer mestizo (mezcla de indio y español). En 1521 los españoles toman la ciudad imperial azteca Tenochtitlan para la corona española.

Pocos años más tarde, otro extremeño, Francisco Pizarro, decide aventurarse más al sur al oír de otro poderoso imperio que habitaba las tierras de los Andes, los Incas.

 

 

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Francisco Pizarro en la plaza de Trujillo, Extremadura.
Discasto, CC BY-SA 4, via Wikimedia Commons

 

Por estos mismos años, 1530-40, Cabeza de Vaca llegó a las costas de Florida y tras varias desventuras y naufragios pasará unos 8 años recorriendo a pie el sur de Estados Unidos hasta llegar a la Baja California.

Entre los españoles que llegaron a estas nuevas tierras también resaltan nombres que denuncian los abusos de muchos de los conquistadores, como fue Fray Bartolomé de las Casas. Gracias a estas denuncias, el Rey dictaminó leyes para poner fin a tales abusos, aunque no todos los conquistadores siguieron lo que se dictaminaba desde el otro lado del Atlántico.

Todas estas victorias y conquistas aportaron grandes cantidades de oro que cargaban las galeras españolas rumbo al puerto de Sevilla. Muchas no llegaban a su destino pues otros países codiciosos48 del oro español organizan y estimulan la piratería, como fue el caso de Inglaterra, enemigo de España durante todo el siglo XVI.

 

España y sus relaciones exteriores con Europa y con el Imperio Otomano. Carlos I y Felipe II

Las relaciones entre Inglaterra y España se agravian cuando el rey inglés trata de deshacerse de su esposa española. Pero las relaciones van a empeorar cuando la segunda hija de Enrique VIII, la princesa Isabel, sube al trono tras la muerte de su hermanastra, la reina María Tudor.

Durante prácticamente todo el siglo XVI España va a estar envuelta en interminables guerras.  Carlos V de Alemania, o Carlos I de España, hijo de Felipe de Austria y Juana de Castilla será emperador de un gran Imperio cuya política se mantiene con la guerra. Así pues, este rey guerrero, nacido y criado fuera de España, participó en un sin fin de guerras alimentadas todas ellas con el oro proveniente de las nuevas tierras americanas.  Pero cansado de la política y de tantas guerras decidió retirarse del mundo en el convento de Yuste, en Extremadura, en 1555, dando el trono a su hijo mayor.

Su sucesor Felipe II no fue soldado, pero su fanatismo religioso le llevó a continuar esas luchas que habían empezado con su padre. Continuó con los antiguos enfrentamientos ya existentes con su padre. La paz todavía no se había firmado entre España y Francia y Felipe II se apuntó una de las mayores victorias en el pueblo francés de San Quintín en 1557. Para celebrar este triunfo mandó construir uno de los grandes palacios del momento, El Monasterio de San Lorenzo del Escorial, al pie de las montañas de Madrid, llamado en dedicación a San Lorenzo, por ser ese el día de la victoria. Y como San Lorenzo fue martirizado en una parrilla, la arquitectura del monasterio sigue la forma simétrica de las parrillas.

 

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Dos vistas de El Monasterio del Escorial
David Mapletoft, CC BY 2.0 via Wikimedia Commons

 

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Dos vistas de El Monasterio del Escorial
 Choniron, CC BY-SA 3.0 ES, via Wikimedia Commons

 

Las continuas luchas contra Inglaterra continuarán, igual que ocurrió contra los protestantes de los Países Bajos, en las ciudades sublevadas de los calvinistas y luteranos, contra el pirata Barbarroja que intentaba apoderarse de los territorios italianos o contra el Imperio Turco.

Con Felipe II, rey que estableció Madrid como la capital de España, ocurrieron grandes hazañas49 como la Batalla de Lepanto, en 1571, donde el ejército español, junto Venecia y el Vaticano, vencieron al Imperio Otomano50 frente a las costas italianas. El famoso escritor Miguel de Cervantes participó en esa batalla.

Pero no todo fueron glorias. También ocurrieron grandes derrotas, como la de la Armada Invencible, que fue totalmente destruida frente a las costas británicas. Esto ocurrió en 1588. Y es que Felipe II estaba enfurecido con la reina Isabel quien no dejaba de apoyar la piratería. Tanto es así que el famoso Lord Drake se había atrevido incluso a atacar ciudades españolas, en La Coruña y en Cádiz. Cansado y ofendido, el rey español mandó construir la mayor fuerza naval del momento, pero esta tan temida y poderosa Armada Invencible era más vulnerable de lo que parecía y frente a los puertos ingleses no pudo sobrevivir a las tormentas, siendo ésta la más vergonzosa derrota de la historia de este monarca.

Mientras todo esto pasaba en Europa, en América se funda la ciudad de Buenos Aires y los españoles cruzan el Océano Pacífico formando una nueva nación para su rey Felipe, Filipinas.

 

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