Capítulo 5 – Parte 3: Los siglos XVIII-XIX: De la España de los Borbones, la Invasión Napoleónica hasta la pérdida de los últimos territorios imperiales
La Ilustración y Carlos III
El siglo XVIII en España no comienza con ese esplendor por el que se conocía el Imperio Español. El rey español, de la dinastía de los Austrias, muere sin descendencia (1700) y, por aquella época eso era una tragedia para los países que no entendían un gobierno sin un rey. Así que todos los países de Europa proponen un candidato para la corona española. Los franceses proponen uno de los nietos de rey, de la dinastía de los Borbones, mientras que en Austria opinan que sus herederos tienen más conexión sanguínea con el fallecido Carlos II que los franceses. Al no ponerse de acuerdo entre los países se comienza una Guerra llamada de Sucesión que afectará a toda Europa pues, Inglaterra, Los Países Bajos, Portugal y Cataluña apoyan al candidato austriaco contra Francia y España. Después de 12 años, en 1713, Francia y España ganan por lo que se reconoce a Felipe V como primer rey Borbón de España. Y, a pesar de que Inglaterra y Austria son los derrotados recibirán a cambio posesiones estratégicas que serán base para su futuro imperio. Por ejemplo, Inglaterra consigue el Peñón de Gibraltar, Menorca y territorios en el continente americano. España pierde territorios en Italia y en los Países Bajos tras la firma del Tratado de Utrecht.
Y con la llegada al trono español de una dinastía francesa, las relaciones con Francia van a mejorar al igual que la influencia en la moda, los gustos y su pensamiento. Es por esa época cuando comienza a surgir en Francia un grupo de nuevos pensadores que cambiaron la historia de los países. Ese pensamiento es conocido como la ‘Ilustración’ cuyos representantes, (Montesquieu, Voltaire, Rousseau y otros) y sus ideas revolucionarias sobre la sociedad y el gobierno fueron la base para la Independencia de los EE.UU., la Revolución Francesa o la emancipación de las colonias iberoamericanas.
Los primeros Borbones en España, si bien no incorporarían ese pensamiento humano en su gobierno sí trajeron los gustos palaciegos franceses y, siguiendo como patrón al Palacio de Versalles, reformaron y construyeron otros en los alrededores de Madrid. Ejemplos espectaculares son el Palacio Real de Madrid, el Palacio de Aranjuez y el Palacio de la Granja en Segovia.
Carlos III, sin dejar el absolutismo monárquico, inicia un reinado siguiendo de alguna manera el pensamiento ilustrado. Será el primer rey que se preocupe y tenga mayor interés por buscar soluciones a los problemas del pueblo. A su reinado se le conoce como el despotismo ilustrado: “Todo por el pueblo, pero sin el pueblo” (1759-88). Limitó el poder de la Inquisición, ayudó a Estados Unidos contra Inglaterra en la lucha por su independencia, creó el primer Banco del Estado, expulsó a los jesuitas del país, apoyó agrupaciones intelectuales e impulsó la agricultura. Fue una época de cierta prosperidad en el interior del país. En Madrid se renuevan las calles, con fuentes y puertas dando una mejor apariencia a la ciudad, como son las fuentes de Cibeles y Neptuno y la Puerta de Alcalá, todas ellas en el estilo neoclásico siguiendo la tendencia arquitectónica del siglo XVIII.
Carlos III también mandó construir al arquitecto Juan de Villanueva el Museo del Prado. Fue éste el mismo arquitecto que había construido los Jardines Botánicos y el Real Observatorio Astronómico.
Tras la muerte de Carlos III, su hijo Carlos IV será su sucesor. La situación en Francia era muy tensa; sin embargo, este rey no se preocupó mucho por gobernar y dejó todo en manos de su primer ministro, Godoy, para poder dedicarse a la caza.
La invasión Napoleónica y Fernando VII
Comienza el siglo XIX y de nuevo otra guerra sucederá en España, esta vez tras el tratado que hace Godoy con Napoleón, que permitirá a las tropas francesas entrar en territorio español para invadir Portugal. La realidad era otra, y el plan de Napoleón era invadir España. Así, sin ningún problema, Francia conquista de la noche a la mañana todo un pueblo. Cuando Napoleón traslada la familia real a Francia y trae a su hermano José Bonaparte para ser el nuevo rey de España, los españoles comienzan a darse cuenta de la situación tan crítica por la que está pasando el país y cogen sus armas para salir a la calle y luchar contra el invasor. Eso ocurre en 1808 y no terminará hasta que los hombres y mujeres, incluso niños, consiguen expulsar a los franceses que habían tomado, casas, iglesias, museos y todo lo que encontraban en su camino. Eso fue la Guerra de la Independencia Española (1808-1814).
Mientras eso ocurría en suelo español, los pueblos de América Latina comienzan a luchar por su independencia guiados por héroes nacionales como Simón Bolívar y José de San Martín, en Sudamérica o el cura Miguel Hidalgo, Morelos o Iturbide en México. En 1814, cuando los españoles vencen a los franceses con su guerra de ‘guerrillas’, traen de vuelta a la familia real española. Pero ahora no será Carlos IV quien continúe en el trono sino su hijo Fernando VII, quien prometió reinar bajo la constitución de 1812 que habían escrito un grupo de intelectuales a escondidas de los franceses en la ciudad de Cádiz.
Pero el joven rey no cumplió su promesa y su gobierno se caracteriza por un despotismo absoluto y cruel. De hecho, un grupo de militares liberales tomaron como prisionero al rey en 1820 y proclamaron un gobierno liberal. Esto sólo duraría tres años pues el rey fue liberado y mandó asesinar a todos los que habían participado en ese ‘complot político’.
Fernando VII, al no haber tenido un hijo varón, deroga la Ley Sálica (una ley que impide gobernar a las mujeres) para que tras su muerte en 1833 fuera su hija Isabel la sucesora. Pero muchos no estuvieron de acuerdo, así que tras su muerte se desató una nueva guerra entre los españoles, esta vez los isabelinos (defensores de Isabel) y los carlistas (defensores de Carlos, hermano de Fernando VII).
Francisco de Goya (1746-1828)
De todos los artistas del siglo XVIII-XIX destaca, sin duda, Francisco de Goya. Pintor de cámara del rey Carlos IV. Al igual que Velázquez, trabajó para la familia real pero no todo su arte se dedicó a retratos. En su primera etapa, siendo pintor de la Fábrica de Tapices, vuelca su arte en describir las costumbres de España en aquella época. Famosos son sus cartones (modelos para los tapices): La gallina ciega, La vendimia, o La pradera de San Isidro son varios ejemplos de esta época.
Su trabajo como pintor del rey no sólo le permitía pintar cuadros tan famosos como La familia de Carlos IV (compara este cuadro con Las Meninas) sino otros nobles y gente ilustre de la época. Retrató a Godoy, condes, duques y encargos anónimos como La maja vestida y La maja desnuda que le supusieron algún trastorno con la Inquisición.
La vocación y maestría artística de Goya no sólo se queda en el pincel y en su técnica. Su pensamiento sobre lo humano y su agonía se reflejan en los aguafuertes o Caprichos en los que trabajó en 1799 para criticar los vicios del hombre.
Goya fue testigo de las masacres y penurias56 del pueblo durante la invasión francesa y eso lo reflejará en sus obras maestras: El 2 de mayo y Los fusilamientos de 3 de mayo.
Todo este sufrimiento, junto con una enfermedad que le dejó sordo arrancó en Goya una depresión que le llevó a encerrarse en su casa (llamada “La Quinta del Sordo”) durante un periodo largo de tiempo y en el que llenó de pinturas negras todas las paredes de su casa. En estas pinturas se refleja el tenebrismo y la locura en la que vivía no sólo el artista sino el pueblo español. Estos frescos, 14 en total, se conservan hoy en día recogidos y expuestos en el Museo del Prado.
Tras la caída del trienio liberal, 1823, y la vuelta de Fernando VII y su gobierno absolutista, Goya decide exiliarse a Burdeos, Francia, donde residirá hasta su muerte en 1828. Allí en Francia, pintará un cuadro que será considerado el precursor del impresionismo, La lechera de Burdeos.
Goya no es sólo un artista sino un claro ejemplo del burgués de la época con un pensamiento que va evolucionando hacia un liberalismo lejos del absolutismo del antiguo régimen.
Isabel II y la España de la segunda mitad del siglo XIX
A pesar de los insurrectos57 carlistas tras la muerte de Fernando VII, fue la reina Isabel II la sucesora al trono. Estuvo en el poder más de cuarenta años, pero fueron años muy inestables políticamente: varias constituciones, muchos pronunciamientos militares y decenas de diferentes gobiernos. Su incapacidad para llevar al país a buen rumbo hizo que en 1868 fuera expulsada del país y, a cambio, un príncipe italiano tomó el trono español, aunque lo abandonó dos años después. Con un país sin monarquía las Cortes establecen en España la Primera República (1873-1874) que, aunque sin mucho éxito (tan sólo duró veintidós meses), muestra la voluntad liberal de ciertos sectores de la población. En 1874 los militares vuelven a coger sus armas y proclaman al hijo de Isabel II, Alfonso XII, rey de España. Pero ni éste, ni su hijo Alfonso XIII, fueron capaces de dar a un país el poder y esplendor de sus antepasados. Con ellos se perdieron las últimas colonias de ultramar58 y tras la guerra con Estados Unidos en 1898, España se ve obligada a ceder a éste territorios como Cuba, Puerto Rico y Filipinas.
Aunque España sigue bajo una monarquía, el poder de ésta ya no es igual que antes. Hay una constitución a la que han jurado obediencia. El pueblo tiene partidos políticos a los que pueden votar, aunque tales selecciones no son lo transparentes que uno desearía. Dicha democracia no será muy eficiente pues los dos partidos, el Liberal y el Conservador, deshacen lo que el anterior gobierno había propuesto.
La sociedad española está aceptando las nuevas ideas liberales que vienen del otro lado de Europa, surgen nuevas clases sociales debido a la revolución industrial y, con ello, nuevas formas de ver la vida y el gobierno.
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